cuentos eróticos.Marie Gray.
Él hacía gala de una paciencia que era el reverso de sus primeros retozos. La mordisqueó condeleite, feliz por sentirla suspirar bajo sus labios. Con un gesto lleno de dulzura, apartó delicadamente los hinchados labios de su sexo, a fin de acceder con limpieza al punto más sensible de su cuerpo. Lo asaetó con la punta de la lengua, soliviantándole las fustigadas carnes. Brigitte se sintió arrastrada por una ola de voluptuosidad, su cuerpo de pronto tan etéreo como su espíritu. Sentía que toda ella vibraba y millares de placenteras chispas se le desparramaban sobre la piel. Los dedos sustituyeron la lengua del hombre, insinuándose hacia lo profundo de su interior, haciéndola jadear de dolor y placer. Después, la habilidosa lengua entró de nuevo en acción, mientras la mano insistía, traspasándola otra vez. La mano que pudo notar que Briggitte se estremeciá al borde de despeñarse abruptamente en el godeo. Vincent se deslizó encima de ella, y dentro de ella, hundiéndose como una seda en el interior de Briggitte, atormentándola antes con un movimiento preciso contra sus labios abiertos que la hicieron gemir de nuevo. La mujer sintió que era un caramelo en la boca de un niño.
0 comentarios